No hubo dudas sobre la importancia que tiene recibir educación emprendedora desde la escuela y las repercusiones positivas que ello supone en el futuro de estos jóvenes.

La profesora de la Facultad de Motricidad Humana de la Universidad de Lisboa, comenzó enfatizando “las competencias y características necesarias para ser un buen emprendedor no tienen que ser innatas, sino que se pueden potenciar y transmitir mediante la enseñanza”. Para enganchar a su público, utilizó una pieza audiovisual de ejemplo, donde se exponía el caso de un nativo de Malawi. Éste, tenía 14 años cuando quedó fascinado con la idea de construir un molino de viento después de mirar un libro sobre la energía en una biblioteca. Y así lo hizo, levantó un imperio para su pueblo empobrecido.

Los asistentes, entusiasmados con la historia, pusieron especial atención en el siguiente tema que se les presentó: una demostración sobre un estudio conceptual y empírico realizado en la Facultad de Ciencias del Deporte sobre los factores que más influían a los jóvenes a la hora de improvisar y hacer proyectos creativos. Instrucciones muy amenas y estimulantes para iniciar el camino hacia la innovación y el emprendimiento desde pequeños.

Las conclusiones a las que llegaron los estudiantes fueron que entre todos deberían ser capaces de inculcar aspiraciones diferentes, valorar su creatividad, fomentar su flexibilidad, empujarles a arriesgarse y no tener tanto miedo al fracaso, y enseñarles a ver al empresario como algo positivo. La docente añadió que es necesario “mejorar la competencias en cómo enseñar a emprender y cómo fomentar que los jóvenes emprendan más”.  

Al finalizar, algunos alumnos se animaron a hablar con la ponente sobre proyectos futuros que ya tenían en mente, por lo que resultó una jornada eficaz y de gran éxito.